CENIZA SEMÁFORO CUCHARA ZAPATOS PEINE

Ya no cabía más ceniza en el cenicero... “Si salgo de esta tengo que dejar de fumar”, me dije mientras esperaba que el semáforo cambiase. La cuchara de palo que colgaba del retrovisor, junto a unos dados de peluche, no dejaba de moverse y no podía parar de seguir la musiquilla de la radio golpeando los pedales con los zapatos. “¿Qué coño hago aquí?”, pensé…, entonces me acordé: “estoy compitiendo en una carrera, ¡joder!”, saqué el peine y lo dejé embadurnado de brillantina al repasar mi peinado a lo John Travolta… la musiquilla era “YOU'RE THE ONE THAT I WANT”.

(Relato para "Cinco Palabras" VOL.XI)

 

Besicos.

 

Pequi.

DESIERTO LÁGRIMA PÁNCREAS NOBLEZA ESCARMIENTO

Cuarenta días peregrinó en el desierto y todos los pasó despierto, así era el Nazareno, un tipo duro que aguantaba con lo que le cayera. Y en los cuarenta días no derramó ni una lagrima, al menos que se sepa y ya le podía doler el estómago de no comer o el páncreas de aguantar las tentaciones de Satanás que con gran nobleza y entereza habría de sufrir el escarmiento que su Padre quiso dar a la humanidad y que Él asumió con la valentía que pocos hombres han demostrado en la historia de la humanidad. Menos hoy, ¡vive Dios!

(Relato para "Cinco Palabras" VOL.XI)

 

Un saludito a todos.

 

Pequi.

ENMARCAR PLATA GRACIAS "TE QUIERO"

La actuación de aquel año había sido para enmarcar, por eso le habían concedido la Concha de Plata en la categoría a la mejor actriz. Gracias por este premio, dijo subida a lo más alto, al sitio reservado a unas pocas divas de la pantalla, es un escalón más en mi carrera…, el año que viene vendré a por el oro. Y así fue, al año siguiente lo bordó en la cinta “Te Quiero” haciendo el papel de loca enamorada del mismísimo San Valentín y se llevó la ansiada Concha de Oro de San Sebastián y el Óscar de Hollywood.

(Relato para "Cinco Palabras" VOL.XI)

 

Un saludo, familia.

 

Pequi.

TRUEQUE SILLA LLAVERO PEZ SÁBANA

Estábamos en un poblado remoto de África, muy cerca del cuerno, haciendo un trueque con los niños, cambiábamos comida y caramelos por besos y luego nos subimos a una silla de anea para llegar a lo más alto del tótem tribal y coger una pluma que nos regalaba el Jefe para hacernos un llavero caza sueños. En el río les mostramos como pescar un pez con una botella de plástico que nadie sabía de dónde había salido y un cordel y acabamos llenando una sábana entera de ellos tal y como hizo Jesucristo antes de hacerla santa…, la sábana, digo.

(Relato para "Cinco Palabras" VOL.XI)

Un besote a todos.

Pequi.

No es lo que parece.

Ya sé que la crisis nos acucia a todos y andamos haciendo hasta el pino con las orejas para llegar a fin de mes y salir adelante, pero esto no ha sido debido a la crisis. El tema es que le tengo tanto cariño a la silla en cuestión que no me he podido aguantar la tentación y he tenido que cambiar el asiento del coche por la de madera. Es algo más incómoda y poco elegante, todo hay que decirlo, pero me siento mucho mejor en ella, digo anímicamente no de postura. El caso es que en voy mucho más relajado y ya no me dedico a pitar al de delante cuando se abre el semáforo o a dar voces por la ventana a los que tardan de más en cruzar el paso de peatones..., y con lo que me estoy ahorrando en psiquiatras no descarto comprarme un coche nuevo, ¡aunque me dolerá más hacerle el cambio de asiento!

Besos y abrazos.

Pequi.